Ahora que empieza la Semana Santa creo que es un buen momento para hablar deCarnaval. Carnaval que etimológicamente significa: verdades a borbotones, filosofía gratis y también y en muchos casos hipocresía.
Y aunque parezcan 2 tradiciones tan distantes la Iglesia y el Carnaval, realmente lo son!
Pero me vale unirlos porque usando frases de uno puedo criticar al otro. Porque como decía J. Carlos Aragón “si yo tuviera el mundo en mis manos no veas la que iba a liar con el mundo yo en mis manos”.
Pues bien, con el mundo en mis manos haría muchas cosas pero seguro que ninguna se parecería a las que hace la Iglesia, que ellos sí que tienen parte del mundo en sus manos y que aunque según la palabra de Dios deberían ayudar al prójimo y a los más desamparados, cuando en algún caso lo hacen es siempre después de haberse comprado camisas de Ralph Lauren para vestir de diario, o después de revestir de dorado todo lo que hay dentro de la Iglesia.
Y como el tema a tratar es la Semana Santa, tengo que decir que es una tradición en la cual se sacan los Santos, Vírgenes y Dioses a la calle para que puedan ser aclamados por el pueblo. Bien hasta ahí todo correcto y en muchos casos hasta bonito, el problema es el dinero que cuesta sacar adelante cualquier procesión que en España se multiplican por cientos. Con esto no critico a los creyentes ni mucho menos, sí critico a que la Iglesia y todo lo que les rodea sólo utilizan el enorme poder de movilización que tienen cuando a ellos les interesa y sobre todo cuando son ellos en sí son los protagonistas. Porque por desgracia la Semana Santa no es más que una perfectísima campaña de relaciones públicas
Esto demuestra que a pesar de que la Biblia es el libro más leído en el mundo, seguro que también es el libro que más patas cojas de mesas están aguantando porque si de verdad los poderes eclesiásticos se debieran a la palabra de Dios o Jesucristo, la Iglesia sería muchas cosas, pero lo que es seguro es que no sería el bochorno de despilfarro de dinero que en una semana ponen a trabajar a todos los trabajadores municipales para que las calles reluzcan mientras pasan las imágenes, pero no sin que delante vaya el cura con sus mejores galas.
Queridos semana santeros, no mal interpretéis mis palabras, os respeto, respeto donde gastáis vuestro dinero, sólo os digo que Dios “que lo ve todo” seguramente prefieraveros repartiendo café por las calles a aquellos que piden vino y dándole y bocadillos a aquellos que piden dinero para un chute; a veros el Domingo de Ramos con vuestro mejor traje de chaqueta.
Termino de nuevo hablando del Carnaval, porque a pesar de ser una fiesta de origen pagano, en sus letras podéis encontrar frases similares a las que encontráis en la Biblia, sobre todo aquellas que hablan de los más necesitados, aquellos a los que Jesús les prestaba más atención sin necesidad de llevar puesto nada más que unos harapos malolientes y eso que si podía convertir el agua en vino no quiero ni pensar el pedazo de traje italiano (o romano) que se podía conseguir.
Antes que nada pedir disculpas a aquellos que puedan sentirse ofendidos, pero yo no hago más que escupir lo que esta diabólica cabeza me dice, en definitiva lo que pienso. No dejéis de criticarme, porque además de ser malo cuando me fundamentan las cosas no me cuesta agachar la cabeza y asentir.
